Bitácora re-cargada (que no recargada)

¡Sí, sí, sí, y sí, estamos vivos y coleando!

Nos duele bastante haber abandonado este querido espacio durante los últimos dos meses. En serio, lo extrañamos un montón. Pero, lo hecho, hecho está y el mundo está lleno de excusas como para que nosotros andemos agregando nuevas.

AVISO IMPORTANTE: Esta entrega viene suculenta. En breves momentos se estarán enfrentando a viajes en el tiempo (si son de marearse tómense un antivomitivo), escenas de acción y suspenso, y hasta a un gran acertijo. Sí, como lo leyeron: escondida en el texto de la bitácora hay una noticia. Ya veremos quién pone el primer comentario descubriéndola.

Así que, amigos y amigas, esperamos que disfruten de esta entrega. El libro de quejas está a su disposición, y les juramos que lo leemos…

Viernes, 12 de Octubre de 2012. Barcelona. Planeta Tierra.

Bienvenidos al pasado reciente.

Emprendemos unas nuevas y ansiadas mini-vacaciones. Nos acompaña el primo Marcos, a quien tal vez recuerden de películas como: El nómade cordobés, Travelling Europe reloaded, y por qué no de una que otra Bitácora del año pasado.

Serán diez días de viaje los que tendremos por delante. Hemos alquilado un auto (el Jor aún sigue adicto, y se niega a entrar en rehabilitación) y pensamos meterle kilómetros a lo bestia.

Iremos a una zona de España de la que muchos nos han hablado, un lugar lejano de historias de batallas, mezquitas, flamenco, y tapas gratis con cada cerveza en el bar: Andalucía.

Con orgullo debemos decir que ya hemos recorrido gran parte de este bello país. Claro que todavía nos falta (¿alguien tiene conocidos en Asturias o Cantabria a quienes podamos ir a visitar?), pero ya hemos hecho un lindo trecho.

Mate: listo. Música en el aparatejo: lista. Desconexión cerebral del día a día: lista!

Y allá fuimos. La primera escala era la ciudad de Valencia. Pero el plan era claro: vamos a esquivar todos los peajes que podamos, y si en el camino vemos algo interesante, paramos a chusmear. Y nos lo tomamos muy en serio, ¿eh?. De hecho, unos cuantos kilómetros antes de Valencia tuvimos la suerte de ver lo que se está convirtiendo en un monumento a la corrupción política que hubo durante la burbuja inmobiliaria española: el Aeropuerto de Castellón. Un flamante aeropuerto, con instalaciones de última generación, que nunca se usaron aún. Es decir, una infraestructura millonaria, sin uso útil en absoluto. No obstante está coronado por una escultura de grandes proporciones (y horripilante aspecto). Para muestra, vean las fotos.

En Valencia comimos paella, nos mojamos un poco (el único día lluvioso nos tocó ahí) y visitamos otra obra faraónica que se llama la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Pero ésta sí que tiene uso actualmente, y la verdad que es súper bonita. Es un grupo de edificios muy bestias que albergan teatros, museos y un oceanario. El que más nos gustó fue ese último: tuvimos tiburones enormes encima de nuestras cabezas, saludamos a un par de belugas y vimos a un grupete de delfines haciendo acrobacias impactantes. También hay lindas fotos por acá.

Lunes, 15 de Octubre de 2012. Granada. Planeta Vacaciones.

Unos 400Km separan Valencia de nuestro siguiente destino. Conocimos varias cosas en el camino, atravesamos Murcia y paramos a comer en una playa de un antiguo (hoy es bastante grande) pueblo pesquero llamado Calp. La famosa, y ya mencionada, burbuja inmobiliaria nos volvió a explotar en nuestras caras. No se imaginan la cantidad de casas y edificios nuevos («urbanizaciones», como las llaman por acá), flamantes pero vacíos, que hay en la costa mediterránea. Pasamos por las afueras de una ciudad llamada Benidorm y desde la autopista se vislumbran los rascacielos. Im-pre-sio-nan-te.

A Granada uno llega con expectativas muy altas, porque todo el que ha ido, de una u otra manera volvió contento. Y la verdad es que no defrauda. Es antiquísima, pero llena de vida (una universidad muy grande se encarga de eso). Durante cientos de años fue una capital del imperio árabe en la península ibérica, o sea, los que vivían ahí la tenían bastante clara.

Estuvimos en Granada tres días, el tiempo suficiente para conocer la increíble Alhambra, comer rabo de toro (en realidad el Marcos y la Lau nomás, el flaco no se le animó) y otras delicias gastronómicas (caracoles, ciervo, jabalí, chanquetes, etc.), todas a un precio muy accesible y siempre servidas por personas de lo más simpáticas. Toda la gente por estos lares nos sorprendió por lo agradable. Por ejemplo, cualquiera a quien le preguntes por una dirección te acompaña hasta donde sea necesario, y siempre sonriendo.

De por estas zonas es además eso que todos identificamos con España: el flamenco y los toros. Supongo que ya lo habremos dicho, pero no en toda España se baila flamenco, así como no en toda Argentina se baila tango. Ni idea cómo se generan los estereotipos, pero bueno, ahí están. Nosotros toros no vimos (salvando lo de los carteles en las rutas) pero sí que presenciamos un show callejero de cantaores de verdad verdadera. Enmarcados en un atardecer y con la Alhambra de fondo. Un lujo.

Una curiosidad más acerca de esta ciudad es que está al pie de una montaña bastante alta, que se llama Sierra Nevada, así que la geografía es bastante «ondulada». En invierno nieva mucho en esa montaña y Granada pasa de ser un horno árabe (en verano se pone bravo el calor) a un centro de esquí para los madrileños. Completita la ciudad (no tanto como nuestra Barcelona, claro, jijiji).

No sabemos que día de 2012. Córdoba. Planeta… ¿Qué es un planeta?.

Estuvimos tres días completitos en Granada, y uno dando vueltas por los alrededores (por ejemplo: busquen «Guadix», «casas cueva Guadix» y «castillo de Calahorra» en el Google, no sean tan zoquetes).

Nos dirigíamos a una ciudad que cualquier cordobés orgulloso debe visitar: Córdoba, la que nos copió el nombre. La de «la vieja Andalucía». En el camino, por supuesto, nos desviamos y conocimos un lugar llamado Antequera, que ostenta unas ruinas megalíticas (construcciones en base a piedras gigantes, de hace unos 6000 añitos), sospechosamente parecidas a aquellas que vimos en Irlanda. Muy bueno, como para pensar…

En Córdoba habíamos conseguido un lindo hotel en las afueras, en «la sierra», como le dicen ellos (¿les suena?). Todavía no sabemos si es pura casualidad, o si nosotros estábamos sugestionados, pero la Córdoba española es realmente parecida a la nuestra. A continuación, y para variar un poco el ritmo de lectura, les listamos las similitudes y diferencias:

Similitudes:

  • El clima.
  • La geografía y la vegetación. Ambas están en un valle, entre sierras.
  • Las calles peatonales (de la parte moderna del centro) son requete parecidas.
  • La gente. Divertida, amable, linda y sobre todo modesta.

Diferencias:

  • La de acá tiene unos cuantos añitos más. En ella vivieron romanos, árabes, reyes católicos, y ahora de todo un poco.
  • En la época árabe fue la ciudad más grande del mundo conocido por ellos (no estamos seguros del tamaño de las ciudades incas o aztecas).
  • Cuenta con una mezquita, hoy transformada en «catedral», que es inmensamente grande.
  • El tamaño. La de España tiene unos 300.000 cordobeses, y la de Argentina, 1.300.000. Los argentinos procreamos más, parece.

Algo para criticar a Córdoba, según nosotros, es que algunos sectores reniegan bastante de su herencia árabe. Dentro del casco antiguo es imposible encontrar un mercadillo estilo «marroquí», cosa que no pasa en Granada, y cuando uno entra a la mezquita te entregan un folleto que es propaganda religiosa bastante intragable. Hubo guerras, claro, los árabes ganaron el poder a los reyes cristianos allá por el siglo VIII, hicieron de Córdoba la ciudad más importante del mundo, y 400 años después los cristianos la recuperaron. 400 años, nada más y nada menos.  ¿Por qué los humanos necesitamos decir siempre: «esto es mío y es lo único que está bien, lo tuyo no sirve»?

Más allá de eso, todo genial. Comimos como unos animalitos. Al que vaya algún día que nos pregunte el nombre de una taberna típica, donde no van turistas y donde se come como los dioses, nos la recomendó el recepcionista del hotel, y la verdad que se pasó.

En Córdoba el grupo se separó, el primo Marcos puso rumbo hacia Madrid, y nosotros comenzamos el regreso a casa.

Sábado, 21 de Octubre de 2012. Valencia. Planeta Tierra, nuevamente.

Qué lindo que es viajar, que lo parió.

Un regreso largo, pero tranquilo, con escala para dormir en las afueras de Valencia y con varias paradas en playas mediterráneas marcó el último tramo de estas vacaciones. ¿Qué más se puede pedir? Pues, si ya descubrieron la noticia oculta en este texto: NADA.

3 comentarios el “Bitácora re-cargada (que no recargada)

  1. Leti dice:

    Hola embarazados! Me encantaaaaaaaaaaaaaa!!!! Besooooos desde aquí!

  2. Ivan Spezia dice:

    Felicitaciones chicos.
    Besos de Ivan y Gaby pa los tres!!!

  3. Carlos PASCHETTA dice:

    Felicitaciones a los 4 por el viaje!

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