Bitácora (más) Comunitaria – Segunda parte

Ya se respira verano en Barcelona… Para todos los que nos leen allá por el hemisferio sur, lo que se vive ahora acá es análogo a Diciembre: los colegios terminaron las clases el viernes, la gente está con ganas de irse de vacaciones, el calor empieza a pegar duro, y los universitarios (con la Lau a la cabeza) están hasta las manos con sus exámenes (tesis en nuestro caso).

Doble valor tiene entonces, el poder contar con nuestra escritora invitada, la Pisky, para cumplir con la Bitácora mensual, porque la verdad, sin ella se nos hubiera complicado bastante este mes, je.

Como lo hicimos en la entrega anterior, les dejamos ahora la segunda parte de nuestras mini vacaciones allá por el lejano Mayo. Esperamos que la disfruten…

¡¡Hola de nuevo!! Les voy a contar ahora lo que hicimos en Francia, que también, como van a ver, fue E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R.

Antes de empezar, me gustaría decirles cómo nos organizábamos en esos 10 días de paseo intensísimo. Las tareas las repartimos así: Laura cocinera, Jor chofer y y yo encargada de limpieza (entre nosotros… zafé bastante, no habia mucho que limpiar, jaja).
Laura, de 10, muy canchera en comida rápida, apenas llegábamos a la noche, se ponía a preparar la cena y el almuerzo del día siguiente y partíamos a la mañana  con todo preparadito, a comer en lugares verdes, bien a lo hippie, jaja.
Muy organizado todo y los lugares donde paramos también se prestaban porque teníamos la cocina bien equipada, completa, y con algunas compras en el super, que hacíamos mientras paseábamos, ya era suficiente.
1º día en Francia: París ¡¡Oh la la!!
Llegamos tipo 8 de la mañana y nos dirigimos al departamento en Chelles, una localidad que está a 30km de París. Era muy temprano, recién podíamos ingresar a las 16hs, así que a los chicos se les ocurrió mostrarme París en el auto, tipo city tour express.
Me dí de lleno con la fantástica torre Eiffel, el Sena, Notredame, la Defense, el Arco de Triunfo, los Champs Elysses y ese París tan místico, con todo su encanto.
Eso sí, tiene una gran contra: hay millones de autos por todos lados, es casi una utopía encontrar estacionamiento, así que optamos por dejar el auto a unos km afuera y movernos en tren o subte (acá le dicen metro) hacia el centro.
2º día: Torre Eiffel, a full
¡¡Aaah!! Esto me encantó… Después de estar más de 3 horas buscando un bendito estacionamiento, dejamos el auto en Saint Denis (nos acordábamos de Sergio Denis) y partimos en tren, que me encanta, derechito a la torre.
Subimos con el flaco, Lau se quedó haciendo unos trabajos en la compu en un bar de los alrededores y nosotros nos mandamos a lo alto. FASCINANTE…
La torre, según mi opinión, tiene la fama que se merece, es monumental, y la vista desde arriba ni les digo. Y la gracia de Dios fue que hasta tuvimos sol, lo cual es un bien muy escaso en París, normalmente está nublado o llueve.
Después de bajar las quichicientas escaleras que implica dicho paseo en lo alto, fuimos a buscar a Lau y recorrimos los alrededores, un palacete grandote que no me acuerdo el nombre y desde allí tuve otra visión fantástica… La torre de noche, ¡me enamoré!
3º DIA: Normandía
Bueno, que les puedo decir… Acá empieza lo que más me gusta: la naturaleza en todo su enorme potencial.
Ruta con campiña francesa, campos amarillos, verdes de distintos tonos y marrones de tierra arada. Bellísimo. Son pocas las hectáreas que dejan sin sembrar. Y en el medio de los campos, capullos de casas con techo a dos aguas, tipo pueblitos como Italia pero con otra arquitectura. Un poema.
Hicimos unos 200km y teóricamente íbamos rumbo al mar, en la zona norte de Francia, más o menos desde donde se cruza para Inglaterra….y el mar no aparecía para nada. Llegamos a Etretat, la ciudad que nos marcaba el GPS como destino final, y ni miras del mar…
Empezamos a observar un movimiento de turistas que no habìamos visto en todo el trayecto y sospechamos que algo pasaba.¡Y ahí estaban! Unos acantilados gigantescos, con formas de elefantes, castillos, ¡algo increible! No se ve nada hasta que empezás a caminar para donde van todos, literalmente, y es «espeluznante». La playa es de piedra bola de distintos tamaños, la inmensidad del mar, y esos monstruos de piedra que te invitan a caminar y caminar.
Descubrimos una escalera que conducía a una cueva y… nos mandamos… con chuchi y todo, jaja. La cueva tenía una salida a otra playa con otra escalera que iba a la punta del acantilado (aproximadamente 70mts, sin exagerar) y una tentadora soga que invitaba a trepar. ¿Qué piensan que hicimos los tres mosqueteros? ¡La trepamos! Menos mal que la soga era fuerte, porque la trepada era asperísima. Pero no arrugamos y llegamos arriba con sol espléndido, y descubrimos una hermosa cancha de golf con jugadores y todo, de no creer, y una vista de dioses.
Después de estar varias horas allí partimos a Le Havre, la capital de Normandía, donde termina el Sena y donde hay un puente igualito al de San Francisco en EE.UU. Y vuelta al departamento, felices.
4º dia: Bélgica
Sin recuperarnos demasiado, partimos a Bélgica, otros 260 km más, ¡¡qué chofer!! Jajaja.
Autopista esta vez, llegamos primero a Brujas, ¡sede mundial del chocolate!
Ciudad terriblemente pintoresca, casas muy especiales (en realidad no son casas, acá todos viven en edificios de pocos pisos) y miles de vidrieras con infinitas formas de chocolates que se puedan imaginar, hay de todo…
Jor nos invitó a una confiteria y nos dieron una tazotota con un chocolate riquísimo y masas variadas, un lujete.
Callecitas tentadoras, canales tipo Venecia, y cuatro horas de caminata disfrutando Brujas, y con una anécdota incluída: siempre con nuestros sandwiches, fuimos a la plaza y estaba llena de gente como nosotros (turistas gasoleros) así que no había bancos desocupados, y Lau se sienta en uno que estaban dos personas. Cuando empezamos a charlar de lo caro que sería comer en restaurantes, el señor nos dice «nosotros también comimos sandwiches» jaja! ¡Era una pareja de Caballito!
Un alivio que alguien hable como uno… Jorge decía que los franceses tienen un idioma de palomas. Solía venir escuchando radio en el viaje y se hartaba del sonido gutural y monótono de los locutores, encima que no entendés ni jota. Todo lo acentúan en la é.
En fin, después de ahí fuimos a Bruselas, la capital de la Comunidad Europea, según me enteré ahi. Hermosa ciudad, parecían todos edificios de oficinas, y vimos el monumento al átomo, muy lindo y grandote.
Todo por estas zonas es muy verde, cantidades de árboles, por la humedad que hay. Muchos bosques en la ciudad misma, parques re bien cuidados, lo mismo que en París.
5º día: De nuevo París
Era el último día de nuestro viaje, ese día partíamos hacia Barcelona a las 7 de la tarde, es decir, teníamos la mañana y parte de la tarde para pasear. Así que me llevaron al Montmartre, cuna de bohemios artistas de los cuales quedaron solamente los cuadros, porque ahora es un paseo muy coqueto.
Este barrio está sobre un monte, en pleno París, y está coronado por la catedral del Sagrado Corazón.
Llovía a cántaros y muñidos de paraguas, lo mismo caminamos, algo menos, pero había muchos locales para ver y un bar típico La Boheme donde comimos un crepe riquísimo. No son abundantes los franceses en las proporciones, era puro panqueque con un poquitito de relleno, pero estaba muy rico.
Cuando bajamos del cerro vimos el Molino Rojo, zona de cabarets típicos parisinos, como para completar la estadía.
Y para terminar, nos dirigimos al aeropuerto, con lluvia torrencial, así que el viaje fue encima de las nubes (ahí había sol, jajaja).
Y así fue como pasamos esos diez inolvidables días, paseando, conociendo, y aprendiendo cosas. Y lo mejor es que… ¡eso no fue todo! Aún queda mucho para contar, pero bueno, se lo dejaré a los chicos y su Bitácora Comunitaria.
¡Hasta la próxima!

3 comentarios el “Bitácora (más) Comunitaria – Segunda parte

  1. Giorgio dice:

    Eh, George!, En un viaje anterior a Paris habias estacionado en un lugar espectacular!!! Fallo la memoria?
    Esperamos las fotos.

  2. Pablo Forchino dice:

    Excelente!!
    Tremendo viajecito! muy bueno la verdad.
    Es cierto lo de estacionar en Paris…terrible…a nosotros nos pasó que mientras buscabamos dónde estacionar nos mandamos mal en una salida y terminamos en el estacionamiento de un shopping jaja…

    Me alegro que la hayan pasado genial!

    Un abrazo!

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